Para almas sensibles: Estos artículos están basados en historias reales. Ello no impide que parte de su contenido se encuentre distorsionado por los efectos que el alcohol ha causado en nuestros redactores a lo largo de años de ingesta de segoviano y de otros placeres. No pretenden herir la sensibilidad de ningún aludido y no incluyen I.V.A.. La Ley obliga a tomárselos con buen humor, cachondeo y un pelotazo whisky.

sábado, 20 de enero de 2001

ESOS LOCOS SOBRE RUEDAS...


Impresionante. La XX Concentración invernal Pingüinos 2001, tuvo lugar este año en Boecillo, sí, sí, habeis leído bien, en nuestro pueblo. Récord de participación (17000 inscritos) y récord de organización según los propios moteros. Llegaron, vieron, bebieron y se fueron. Nunca este pueblo recibió a tanta gente junta.

En lo económico no ha sido lo que la gente esperaba. Exceptuando una carpa y un par de bares, el resto ha cubierto gastos llegando algunos a "pagar la novatada" poniendo incluso dinero de su bolsillo. En fin, otro año será.

En lo relativo a la organización, según los propios moteros, superó con creces lo conseguido en Tordesillas. Hubo presencia de Protección Civil, vigilancia jurada, primeros auxilios, Guardia Civil de Tráfico etc... Lo inevitable, el colapso en las entradas al pueblo el sábado por la tarde. Este es uno de los problemas a mejorar el año que viene.

En lo social, los más viejos del lugar alucinaban en colores con tanta gente, tanta moto, tanto ruido y tanta olor a goma quemada y gasolina. Nunca vieron su pueblo tan atestado y nunca lo volverán a ver, seguramente, si no es por medio de otra concentración como ésta. No hubo percances graves (alguna extremidad rota), ni robos, ni agravios. Solamente buen rollo. En fin, aquí estamos encantados con la concentración de Pingüinos y el año que viene serán bienvenidos igual que este año y podremos disfrutar de nuevo de esas motos grandes, pequeñas, de carretera, de cross, con sidecar, los quads, y de imágenes como las famosas naranjas saliendo por los tubos de escape, o motos que llevan el ritmo de la música con los golpes de su tubo. En fin, impresionante. 

domingo, 14 de enero de 2001

LA DULCE MUERTE


No puedo comenzar estas Crónicas con mayor pena. Ayer noche, un antiguo amigo y colega nuestro, Alberto González, fallecía mientras descansaba intoxicado por un escape de monóxido de carbono procedente de las calderas del edificio. Además, su compañera Susana se encuentra en coma tras ser rescatada, no sé si decir justo a tiempo.

Al leer lo sucedido en el periódico, no puedo evitar decir que no creo que esta muerte sea dulce. ¿Acaso hay alguna muerte que sea dulce? ¿Acaso es dulce acostarte pensando en trabajar mañana para pagar una letra de una casa o en ir con tu compañera al cine y no despertar jamás? ¿Acaso es dulce que Susana cuando despierte, y ojalá que sea pronto, descubra que Alberto ya no existe y que ni siquiera pudo decirle adiós? A mí “la dulce muerte” me parece la más cruel de todas las muertes; puede ser porque yo siempre he tenido un miedo terrible a la traición , a dormir y no despertar más, y ésta es la muerte más traicionera, te deja descansar y dormir y entonces, cuando más confiado estás, siega la débil y leve condición humana.

Alberto, yo, personalmente no creo que a hora me estés escuchando, ni que estés en ningún sitio viéndome, pero ten por seguro que aquí te recordaremos y hablaremos de ti, y nos ilusionaremos por esta engañosa vida tanto como tú te ilusionabas por ella.

Alberto, Descansa en paz. 

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